miércoles, 4 de julio de 2007

Hace varios días que siento la necesidad de gritar. No sabía qué, solo de gritar. De pararme en la ventana de mi oficina de cuarto piso, mirar hacia San Isidro, hacia Lima, hacia el Perú entero y parte de Bolivia y gritar.
Pero recién hoy me di cuenta de la fuerza interior que motiva tal necesidad. Recién hoy descubrí lo que necesito gritar.
Necesito gritar que te extraño.
Lo siento, no soy mejor. Solo puedo hoy, ser yo. Perdón.

(El problema es que, una vez gritado, no deja de doler).

Yo soy el fantasma rojo

Yo soy el fantasma rojo.
Noctámbulo. Sonámbulo. Insomne.
Que se levanta entre sueños de noche
y sale desnudo a la calle gris,
a la Lima nublada, helada, acartonada...
a buscar tu cama, a meterme en ella.
A soñar contigo. Sobre ti. Caliente.
Yo soy el fantasma rojo.